Las primeras galletas que elaboramos con sabor a vainilla, naranja, jengibre y limón, se preparaban de manera artesanal, cada una con un toque especial, lo que lograba un sabor inigualable. Los viajeros que pasaban por nuestra panadería no resistían el olor y paraban para llevar sus galletas y disfrutarlas en el camino, incluso las personas que vivían cerca, realizaban largas colas para poder conseguir sus paquetes de galletas recién horneadas y compartir con sus familias. El sueño empezaba a hacerse más grande de lo pensado y nuestros productos empezaron a conocerse en todo el Perú.

Meses después, decidimos dar un paso más, nuestro fundador quiso realizar algo nuevo, que se pueda compartir en familia. Es así, que nace nuestro panetón, con un gran sabor, finas pasas, frutas confitadas y un delicioso aroma que sorprendía a quien lo probara. Esta magia fue guardada como la receta del Gran Panetón, tradición de la familia.